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Transmodernidad

Neutral, Independiente O Imparcial

Publicado también en Indymedia Argentina

 

Hay un enorme mito creado a partir del racionalismo y el iluminismo, fuentes del liberalismo burgués o liberalismo individualista, me refiero al mito de la neutralidad. La idea de que una persona objeto o conocimiento pueden ubicarse en “el medio” de dos personas, posiciones, argumentos o ideas contradictorias. La neurología hoy por hoy ha desmontado finalmente este mito, al verificar que toda construcción racional de nuestro cerebro se origina en las redes neuronales y concepciones emocionales (ver Decisiones morales dependientes de dos regiones cerebrales, Evaluación del riesgo y emociones). Así que todos nuestros puntos de vistas supuestamente “intelectuales” y “lógicos” en realidad son resultado de la forma y grado de cariño físico y atención afectuosa que nos brindaba nuestra madre, además de la forma en que nuestros padres nos enseñaban a relacionarnos emocionalmente con lo que nos rodeaba y con quienes nos rodeaban. A este aprendizaje Daniel Goldman lo llamó “alfabetización emocional” y es lo que marcadamente distingue a los supuestos “socialistas” de los “liberales individualistas”, de allí que tanto el Che Guevara como el dictador Pinochet provinieran de familias acaudaladas, pero con distintos enfoques de  educación y  relación con los demás.

 

El primero en desmontar el mito de la neutralidad fue Thomas Kuhn con su “La Estructura de las Revoluciones Científicas” al claramente exponer que todo conocimiento, incluido el científico, dependía de valores culturales y cosmovisiones particulares, a los que llamó “Paradigmas” o modelos conceptuales de la realidad. Los paradigmas en esencia forman parte de sistemas ideológicos. La propia idea de neutralidad en sí forma parte de una ideología dominante dónde aquéllo que no molesta ni aporta es neutral, obviamente con esto no nos referimos a la neutralidad química.

 

Del mito de la neutralidad nace la leyenda de la imparcialidad, digo leyenda porque sí es posible que a veces exista la imparcialidad. Si neutralidad no es vincularse con los contrincantes y la contradicción, la imparcialidad significa no estar a favor de ninguno de ellos, algo difícil ya que siempre emocionalmente se tiene empatía y simpatía por aquel que más se nos asemeja. El que es diferente, el otro, es una amenaza y por tanto siempre un potencial enemigo. La Ciencia Jurídica a duras penas sigue buscando crear la garantía del “Juez Imparcial” a través de procesos judiciales complejos y extensos en pruebas y reglas para valorar a las mismas. Los tribunales internacionales de Derechos Humanos no se ven tan atados por la neutralidad y  la imparcialidad absolutas, ellos deben juzgar con criterios de equidad, suponiendo siempre que los Estados tienen más poder que los ciudadanos y por tanto estos últimos siempre merecen especial protección.

 

Pero es en el periodismo y en los medios masivos de información que más se venden los mitos de la neutralidad, la leyenda de la imparcialidad y la dudosa existente independencia absoluta. La invasión de Irak de 2003 desnudó a estos mitos y leyendas, exponiendo a los medios de información en su realidad: Empresas que venden información según los intereses de sus dueños. Se salvan de esta definición las organizaciones sin fines de lucro, como las radios  comunitarias y de educación popular, que no necesitan vender ninguna falsa neutralidad o imparcialidad, porque su compromiso claramente es equitativo y a favor de los más débiles.

                                                                                                      

En el mundo del pensamiento, grandes autores como Enrique Dussel expresamente entienden que ni la ciencia ni la información son neutrales. En el nuevo paradigma de la ciencia (el sistémico emergente) de hecho ya no se hablaría de ciencia neutral, sino de ciencia plural y complejidad (Edgar Morín) pero de una pluralidad equilibrada y una complejidad armonizada. Al fin y al cabo el mundo no saldrá de la grave crisis en que se encuentra con una sola idea, un solo sistema económico mundial ni mucho menos con una sola cultura y gobierno mundiales.

 

El pensamiento complejo-sistémico, los Derechos Humanos Biocéntricos (ecológicos) y los criterios de equidad sociopolítica constituyen la mejor vía para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la información.

 

 

Abogado Alejandro Sánchez

Activista de Derechos Humanos y Ecologista

Pacifista Solidario Internacional

YA SE VEN LOS PÉTALOS DE SHAMBALHA

Publicado también en Indymedia Argentina

“Sin utopías nos enpantanamos en los intereses individuales”

Leonardo Boff

 

Toda revolución es escatológica y apocalíptica, no comienza con cañonazos y balas de fusil, sino con poemas, canciones y anhelos que llevan a la reflexión y a la acción práctica, social, política, científica, pero sobre todo a la acción cultural y pedagógica.

 

En el pasado los pueblos crearon mitos y leyendas que superaban el dolor y sufrimiento en el que vivían. Desde el paraíso edénico hasta el Shambalha budista, al que James Hilton hizo conocer como Shangri La. A partir de esta realidad ilusoria se crea la Utopía, no ya como un sueño imposible, sino como un acontecimiento futuro, luego de la decadencia y destrucción del orden injusto. Entonces la esperanza nacía, el dolor se soportaba más y la vida tenía un sentido esclarecedor, simbólico, abstracto y pragmático en una vez. El apocalipsis daba paso a la epifanía, al nuevo orden más justo y pacifista. Todas las profecías de todos los pueblos no son más que el anhelo de construir un mundo nuevo, otro mundo de justicia, razón, pacifismo, igualdad y libertad.

 

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Thangka Kalachakra[1] del Monasterio de Sera. Fuente: Wikicommons

 

Los celtas soñaban con el Hiperbóreas, el norte de una vida de bienestar; lamentablemente mal usado por la propaganda nazi. En Sudamérica los pueblos originarios crearon a El Dorado, La Tierra Sin Mal o Yvymarae’ÿ de los guaraníes. Desde tiempos inmemoriales la Utopía era solo una realidad distante e imposible, con el advenimiento del humanismo y la democracia se volvió un horizonte que nos guía y nos lleva hacia dulces melodías y sonrisas sin fin.

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Imagen de un templo budista en las montañas. Fuente:espinoso.org

 

La Modernidad a su manera buscó esta Utopía, pero en un individualismo mecánico, básico y primitivo, brutal y depredador, oligárquico y discriminador. Doscientos años después del inicio de la era industrial y la Modernidad, los resultados más nefastos de esta era de materialismo e individualismo extremos están más que visibles ante el apocalipsis ecológico.

 

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Calendario Maya, con su supuesta profecía del 22 de Diciembre del año 2012 (segundo solsticio del año y el fin de un ciclo de Milankovitch). En realidad, usando la razón crítica, el calendario solo indicaba los ciclos solares y su relación con acontecimientos humanos (la relación estaría en las influencias climáticas que genera los ciclos solares, lo cual genera variaciones en la agricultura de las civilizaciones) De todas formas no deja de indicar la influencia de los ciclos cósmicos en el avatar humano Fuente:  www.mundoespiritual.es.

 

En sudamérica nació entonces la búsqueda de nuevo, la denominaron transmodernidad (Enrique Dussel) y habla de un renacer de la conciencia, de una nueva humanidad; que parte desde estas profundas tradiciones utópicas e inmemoriales de los pueblos (tanto de Asia como de América y África) no como sueños imposibles o castigos divinos, sino como caminos a recorrer y descubrir juntos fraternalmente y pragmáticamente sin perder los mejores ideales, hacia el horizonte de la ecología y de las fiestas populares eternas.

 

 

Quizás los pétalos de Shambalha estén empezando a brillar y ser visibles.

 

Alejandro Sánchez

alejandrosanchez77712@yahoo.com.ar

Activista de Derechos Humanos y Ecologista

Pacifista Solidario Internacional

 

 

 

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Entrevista a Leonardo Boff: "Sin utopías, nos empantanamos en los intereses individuales"

Shangri La o Shamballa, el Paraíso Perdido de los Maestros

El Yvymarae´ÿ, la Tierra sin Mal de los guaraníes

 

 

 

Hacia Una Poesía Analéctica (Parte II)

Publicado también en Foros Literarios

 

Como ya se expuso en la primera parte de esta serie de trabajos, la labor de la poesía analéctica es, sencilla y titánicamente, la construcción de una transemiótica permanente; es decir, de una nueva simbología y lenguaje que supere constantemente los esquemas de poder hegemónico que, mientras predominan, van creando más destrucción que creación; generando exclusión y opresión entre muchos. Labor más que titánica, porque la ciencia -en un enfoque sistémico- nos indica que todo el universo tiende más a la destrucción que a la creación de formas complejas (entre ellas la vida) En un universo donde el 70% de la energía se pierde en una gigantesca entropía (caos puro), la vida compleja no es del todo común, mucho menos la vida inteligente y ni qué decir de la vida inteligente y civilizada.

 

De todas maneras, el ser humano ha superado el poder de los elementos por miles de años y hoy prácticamente tiene control sobre la mayoría de ellos; más no suficiente conciencia de la atención a los mismos (de ahí la actual debacle ecológica) Las masas no están tan atentas a lo que los científicos van divulgando sobre las ventajas y riesgos que nuestra realidad comprende; están sí más concentrados en lo que la sociedad capitalista-consumista ofrece: Exaltación y maximización de los aspectos primitivos del ser humano.

 

Sucede que el ser humano evolucionó como un ser netamente emocional en clave de tribu/aldea, hasta ahora el cerebro humano actúa así; creemos más en lo que nos relata el vecino o el amigo antes que lo que la información o la investigación propia nos puede exponer. Fácilmente elaboramos prejuicios y preconceptos a través de esta forma de desinformación para, luego, ir valorando todo lo que vamos sabiendo del mundo y sus acontecimientos. Caemos así en lo que se llama en lógica “error cognitivo” y en “presunciones falaces”. Ello porque nuestro proceso de aprendizaje es por asociación constructivista (Piaget) y terminamos asociando y valorando nuestros malos conocimientos con otros verdaderos; produciéndose una serie de mayores valoraciones erradas de la realidad. No podía ser de otra manera, ya que el cerebro es el reflejo de la sistémica de nuestro universo...y si el universo tiene fallas (Teoría Matrix), ¿cómo no las tendría el cerebro humano?

 

La poesía transemiótica no puede enfrentar plenamente estas limitaciones neurológicas, no puede tener tal función. En cambio, la ciencia ha corroborado la eficacia de las técnicas de meditación (orientales u occidentales; estas últimas de reciente data, similares a las orientales) para cambiar la estructura del cerebro y para, incluso, superar las citadas limitaciones cognitivas. A ello, hay que sumarle las prácticas orientales de ejercicios del cuerpo que mejoran la fisiología humana, mejorando el rendimiento del cerebro también. ¿Porqué es necesario mencionar todo esto? Porque si vamos hacia una transemiótica, necesariamente debemos involucrar a la capacidad del cerebro humano de modificarse y cambiar sus estructuras.

 

La poesía transemiótica no puede solamente enseñar a meditar o a hacer ejercicios físicos de origen oriental, pero sí puede incentivar su práctica con mencionar a dichas disciplinas no en un puro contexto de superación personal, sino en un contexto de superación colectiva. No se trata de literatura de autosuperación (que engañosamente tiende hacia la maximización del ego) sino de orientar la experiencia poética en un entorno de mejoramiento colectivo e individual; donde se generan nuevas actitudes y percepciones de los valores de conducta, que a su vez llevan a nuevas conductas que, en términos dusselianos, implican la cercanía con “el otro” (Proxemia), con la naturaleza (interna y externa al ser humano) y con una nueva sistemática más armoniosa y equilibrada (incluso con un equilibrio y armonía mayor a lo que los simples elementos naturales ofrecen; superación del darwinismo social) Al generarse, por las prácticas de meditación y ejercicios orientales, una nueva percepción cognitiva-emotiva de la realidad, se genera una nueva valoración contextual de los símbolos y el lenguaje; es, en este momento, que se puede generar la transemiótica a nivel interno (psicológico) a nivel externo la transemiótica no necesita de tal proceso para exponerse inicialmente (siéndole necesario el proceso interno en un desarrollo más avanzado)

 

Todas las palabras, en castellano, tienen una denotación fijada por la Real Academia de la Lengua Española, pero la connotación (el contexto) de dichas palabras puede cambiar y renovarse constantemente, a tal punto que puede hacer que se pierda  definitivamente la denotación original de la palabra. De hecho la mafia imperialista, que hoy impone la guerra mundial, ha tergiversado a tal punto el contexto de muchos términos, que hoy democratizar, en Medio Oriente, equivale a invadir y masacrar a un pueblo indefenso. Ya Noam Chomsky había expresado el peligro que significaba que la corporación mediática mundial (al servicio de la mafia)  reverbere; sin reserva alguna; las tergiversaciones que este poder guerrero hacía de términos como “pacificar”, “liberar”, o -en la mayor tergiversación- el “aterrorizar” en vez de resistir a una invasión y ocupación originalmente ilegales. Más que una transemiótica, lo que ellos hicieron fue una retrosemiótica, hicieron retroceder el lenguaje y los símbolos relacionados a valoraciones intersubjetivas (culturales, intersubjetivas) propias de la edad de la conquista y los genocidios de los pueblos americanos (cuando “evangelizar” era, en los hechos, sinónimo de esclavizar, salvo escasas excepciones)

 

Nuestra labor, en este trabajo, es diametralmente diferente y contraria a lo citado, nuestro fin es el generar un nuevo contexto simbólico y lingüístico donde una palabra no solo signifique lo que el lector es capaz de entender, sino que vaya más allá de su entendimiento de la realidad, invitándolo a seguir tal viaje. Esta invitación no se puede hacer por la creación de galimatías poéticos, sino de poemas con pasajes que indiquen un nuevo horizonte de valoraciones a los significados que el poetizado comprende. La poesía no debería perder su capacidad de ser popular o, al menos, de transmitir su mensaje a un gran número de poetizados; esto último queda más a criterio de cada poeta, será su elección el orientar su poesía a un determinado sector de poetizados y, si puede, de poetizables.

 

LA SIMBOLOGÍA TRASCENDENTE

 

Conociendo la capacidad innata del cerebro, de sus límites y de su plasticidad, además de la jerarquía de necesidades humanas (fundada en la biología) el artista puede ir proyectando una simbología que trascienda el universo significado del que puede valorar dicho arte (artevalente) Esta trascendencia, como ha indicado Dussel sistémicamente, no puede existir si solo conlleva a la reverberación y extensión fractal de los esquemas de poder vigentes (recursividad de la Totalidad) Debe, necesariamente, ir más allá del horizonte sistémico-semiótico, no por la negación de la totalidad sistémica-semiótica, sino por los elementos de la misma hacia una nueva sistémica-semiótica (Momento Analéctico) la transemiótica, para ser transemiótica, debe ser liberadora. En la poesía esto implica que el poeta usará todos los elementos lingüísticos vigentes en su poema y, en algunas partes o al final, generará un nuevo contexto significante de dichos elementos (con la inclusión, muy ocasionalmente, de nuevos símbolos-conceptos-significados, es decir, neologismos o, mejor aún, expresiones populares no aceptadas académicamente) Teniendo cuidado de poder conllevar (llevar consigo) al poetizado a ese nuevo horizonte y contexto de nuevos significados que superan la Totalidad.

 

 

Ese horizonte no puede ser cualquiera, ello se aclara en Ética de la Liberación. El mismo debe estar acorde con la naturaleza humana y las posibilidades materiales de dicha naturaleza; es decir, la transemiótica no es relatividad semiótica (propia del posmodernismo)

 

En breve, la relatividad absoluta posmodernista (que ha subsumido a la antropología cultural) en su negación total de la Totalidad ha pasado a afirmar dicha Totalidad (negación de la negación dialéctica del excluido), al punto que la Totalidad ha reaccionado con el fortalecimiento de sus elementos más reaccionarios. Así ha sucedido en EE.UU., donde los movimientos gay-lésbicos-transexuales, embanderados con el relativismo postmoderno más radical, han contribuido a reafirmar y empoderar (indirectamente) a los sectores más retrógrados de la sociedad estadounidense; llegando estos al poder con George W. Bush y toda una secuela de guerras y aniquilación (incluso la amenaza nuclear) y sobre todo, logrando la reelección por un segundo periodo (momento donde se notó la inutilidad de la dialéctica posmodernista) En Europa, en el momento de esta redacción, el mismo fenómeno se está observando en su desarrollo paulatino. Como se diría, según los adagios del Kybalión y el Taoísmo, una postura extrema genera su contraria extrema (es de esperara que se genere una antropología transcultural-analéctica)

 

Como se ha dicho en la primera parte de esta serie de ensayos, la transemiótica debe orientarse hacia horizontes progresivamente posibles (mayormente posibles y en una pequeña parte imposibles, es decir, en su aspecto teleológico) para la generación de nuevos símbolos, signos y contextos significantes que modifiquen la denotación del universo significado del poetizado y los poetizables (artevalentes) Habrá contextos culturales y sociales rebeldes (a la Totalidad) donde no se necesitará recurrir a neologismos, ya que dichos  contextos proveerán, de lo popular, los nuevos significantes contextuales y las nuevas señales conceptuales. En algunos contextos ya existen los signos más radicales: En el Irak invadido y colonizado (al momento de esta redacción) la interjección religiosa de Alah Akbhar! (Dios Es Grande!) ha dejado de ser religiosa y se ha convertido en el grito de rebelión extrema ante el opresor, el máximo sacrificio ante el imperio genocida que mata por petróleo; no solo a iraquíes, sino incluso a estadounidenses y a la humanidad entera, ya que el negro petróleo expande por todo el globo su mortífera estela de carbono ardiente; un grito de máxima desesperación, una llamada desde “más allá” de la Totalidad que la sacude y la hace temblar y que califica de terrorista. Eso es transemiótica, los signos y señales de la rebelión ante el actual totalitarismo que destruye la naturaleza y la vida humana. En otros contextos posiblemente la frase citada sirva para afirmar una Totalidad opresora, pero en Irak no; allí el supremo derecho humano (el derecho a la resistencia armada) se ejerce ante una invasión y ocupación originalmente ilegales; insalvable condición.

 

En los países menos sometidos (pero igualmente oprimidos) serán otros signos, otros contextos, otras señales populares de rebelión por vías más pacíficas (en lo posible, pero no en lo absoluto) y si no las hay, habrá que inventarlas, así como en los países industrializados hacen falta muchos, muchísimos signos y señales que se opongan a esa alienación aberrante del hiperconsumismo capitalista suicida y autodestructivo; símbolos y lingüística que conduzcan al ser humano al encuentro armónico y reconstructivo con la naturaleza, no un simple ecologismo, sino un transecologismo (más allá del simple conservacionismo, el reingreso radical y progresivo de la cultura a la relación con la naturaleza; no solo abrazar al árbol, sino convivir con el árbol en forma esencial  e inespacial, similar a como lo hacen aun hoy las tribus africanas, amazónicas, polinesias, etc.)

 

Cuando empiezan a escasear los recursos, generalmente los seres vivos se estresan y empiezan a matarse unos a otros. La humanidad, cuya base es animal, hasta ahora sigue este camino salvaje; solo que cuenta con un arsenal nuclear capaz de aniquilar la vida en todo el planeta. Nos abocamos a la generación de esta transemiótica de renovación cultura, o dejamos que las fuerzas más primitivas, reaccionarias, fascistas y retrogradas se apoderen de nuestras sociedades, condenándonos a la autodestrucción.

 

He aquí la importancia de construir una nueva semiótica artística y cultural, en lo particular: Una nueva poética, la poesía analéctica o poesía liberadora.

 

Artículos relacionados:

 

*Hacia Una Poesía Analéctica(Primera Parte)

http://www.bibliotecasvirtuales.com/comun/foros/topic.asp?TOPIC_ID=50496

http://altermediareflexiones.blogia.com/2007/112501-hacia-una-poesia-analectica.php

 

*Teoría Matrix(su formulación):

http://www.hispamp3.com/noticias/noticia.php?noticia=20041201094717

http://www.simulation-argument.com/matrix-spanish.html

 

*Semiótica:

http://es.wikipedia.org/wiki/Semi%C3%B3tica

 

*Entropía:
http://es.wikipedia.org/wiki/Entrop%C3%ADa_(termodin%C3%A1mica

 

 

Hacia Una Poesía Analéctica

Publicado también en Foros Literarios

¿Es posible crear una nueva corriente poética y artística, es decir, una nueva semiótica estética, a partir de la Filosofía De La Liberación?

Este trabajo no pretende ser un formal análisis literario concienzudo y de alta profundidad. Más bien solo busca establecer una serie de criterios generales que puedan orientar tanto al lector como al escritor (al artista en general). Pero sobre todo está hecho para el que quiera soñar nuevas utopías no ya puramente imposibles, sino muy posibles y solo imposibles en una pequeña parte.

A través de la historia el arte reflejó los valores y esperanzas de cada sociedad y su tiempo. Así la poesía tuvo su inicio en la religión y en los cantos rituales, un ejemplo es El Poema de Gilgamesh; que trata del hasta ahora actual tema de la inmortalidad y la importancia de la vida mortal, pero cuyo protagonista fue un rey sanguinario y cruel, que logró grandes victorias mediante dichos valores. La Eneida servía para ensalzar a Roma y para dar a los patricios (la clase dominante) la idea de una ascendencia ilustre y gloriosa, justificando así el ejercicio del poder y la violencia que los citados practicaban sobre los plebeyos y el resto de los pueblos conquistados.

Luego de los cantos religiosos, filosóficos y relacionados con el poder, la lucha por el poder y sus héroes (La Iliada, El Canto del Mío Cid, etc.), la poesía sirvió para relatar las historias de amor, generalmente relatos extravagantes o amores desdichados, así fueron los Romances y los poemas cantados por los Trovadores y los Juglares. La poesía y el canto estaban íntimamente relacionados, ya que la música era la forma más popular en que se difundían los versos, en los tiempos antes de la imprenta y del alfabetismo de masas.

A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX la poesía se extendería más hacia otros aspectos, como el costumbrismo y el simbolismo. A partir de estas corrientes se inició una estética más relacionada con el paisaje y los elementos naturales, que fue llamada “Modernismo literario” (cuyo antecedente está en el Modernismo artístico), que tuvo su inicio, en las letras hispanoamericanas, en la obra del nicaragüense Rubén Darío. Después del modernismo se dio una eclosión de distintos tipos de poesía, la mayoría reflejos de las corrientes pictóricas del momento (cubismo, surrealismo, vanguardismo, dadaísmo, etc.) En la segunda mitad del siglo XX esta eclosión se extendería aún más, naciendo la poesía social y revolucionaria (Los Versos del Capitán, de Neruda, como un ejemplo entre muchos) fruto de la influencia del socialismo y del marxismo. Mientras, en contraste, se generaría la corriente Pop y la llamada Generación Beat, en los países desarrollados, que atacarían los tabúes y convencionalismos sexuales y culturales del momento.

Incluso se llegó a formas aberrantes que asemejaban poesías. La llamada antipoesía o ciertos poemas hiperrealistas y radicalmente existencialistas.

Más recientemente, los más profundos y avanzados estudios científicos han influido en la poética, así nace la Poesía Ecologista -comprometida con el medio ambiente- y también nacen estilos poéticos con influencia de los conocimientos científicos; una posible forma de poesía cientifista (Carl Sagan y Fritjof Capra pueden ser considerados representantes)

Parecería ser que existe un estilo poético según cada grupo o temática de interés. Pero esto es engañoso, peligrosamente engañoso. Todos los estilos poéticos actuales, sobre todo los de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, no hacen más que reflejar las condiciones presentes y determinantes de los poetas y sus lectores, en general.

Salvo las cuartetas de Michel de Nostradamus (cuya estética y simbolismo son inigualables), la poesía solo ha expresado lo que el poeta y sus lectores vivían.

DE LA TOTALIDAD A LA LIBERACIÓN ANALÉCTICA

Es razonable que un poema, para que sea popular, deba reflejar las vivencias de sus lectores y del autor (quien supuestamente sabe cantar bellamente el modo de vida de su tiempo y su sociedad) Salvo las corrientes antipoética y dadaísta, ningún estilo o corriente se ha atrevido a violentar este límite. De hecho, el violar dicha regla generalmente se paga con la impopularidad y el ostracismo editorial y comunicativo (nadie lee esos escritos que no se sabe si son poesía siquiera y que nadie o casi nadie entiende)

Pero una poesía que solo refleja la realidad, y el horizonte de hechos aceptablemente posibles de una sociedad y su tiempo, solo forman parte de la totalidad de esa realidad. Incluso queda comprendida la poesía rebelde y social, que se embandera la construcción de nuevas realidades sociales sin pobres y excluidos; ya que dicha poesía expone una lucha de poder en una determinada estructura y lenguaje de poder; exponiendo un horizonte de cambios donde solo el opresor pasa a ser oprimido y el oprimido opresor.

Lo mismo se puede observar en la mayoría de los poemas ecologistas, que en general se remiten a hacer una denuncia de la destrucción del medio ambiente o a exponer el funesto futuro que el horizonte del actual sistema ofrece.

No estaba mal como se planteaba la poesía moderna y postmoderna (existencialista-hedonista) en su momento, lo que no está bien es que forman parte de la totalidad del sistema en que se difunden o comunican. Es decir, es -en términos de Enrique Dussel y la Filosofía de la Liberación- una poesía totalizadora, una poética totalitaria. Aclarando, no se está hablando de una poesía que ensalza el poder bruto y opresor, sino que se está exponiendo como la poesía solo refleja, confirma y afirma la totalidad del sistema opresor de poder en la que está subsumida, comprendida y limitada. Desde la poesía con una erótica aparentemente rebelde, hasta la poesía de denuncia social, toda la poética solo afirma y reafirma la totalidad hegemónica de la cultura del momento. Es, en conclusión, una poética totalitarista y totalizada. De ahí que el postmodernismo deba ser superado en un transmodernismo propedéutico.

Lo que plantea la Analéctica de Dussel es radicalmente diferente. Una analéctica semiótica y poética (poíesis literaria y artística) no se limita solo a la realidad y tiempo dados (Totalidad) del autor y los lectores (emisor y receptor respectivamente) que condiciona la poética (mensaje) sino que proyecta a los anteriores a una nueva realidad que ya no es el horizonte posible e imaginado de la totalidad, sino que va “más allá” (ana) de dicho horizonte y su razón (legein)

La analéctica, en la práctica, no está limitada a un concepto cerrado o a un proceso de cambios cerrados; por tanto no tiene una definición precisa y exacta (es un término de concepto abierto) Está claro que hablar de una poesía analéctica o un “analecticismo” poético y artístico, nos obliga a pensar en una poesía jamás pensada, pero comprometida con el oprimido, el excluido, ese “otro” negado por un sistema totalitario y totalizador. Un transmodernismo, en conclusión, que permanentemente expondrá un horizonte de más allá de la simple denuncia y lucha en un sistema de poder.

Por otra parte, en Ética de la Liberación, Dussel aclara -en una ponencia- que algo liberador (por lo analéctico) no es una estructura rígida y concluida, sino que es un algo en permanente cambio (Dussel, en este sentido, afirma lo mismo que Lao Tze percibió sobre que lo único permanente es lo impermanente, fundamento del Taoísmo) Por tanto, para que una poética sea analéctica, debe necesariamente estar en permanente cambio ético-estético. En términos epistemológicos, en constante deconstrucción y reconstrucción paraconstructiva, porque debe estar más allá de la simple construcción convencional.

PRECISIONES ESTILÍSTICAS PARA UN ANALECTICISMO POÉTICO

La llamada poesía libre, o poesía dadaísta, está agotada. El contenido existencialista (escéptico pesimista) de la poesía está acabado. Este tipo de poética hunde al poeta y a sus lectores en el más oscuro rincón de la imaginación colectiva. Centrándose solo en los aspectos negativos del sistema actual de poder opresor, la poesía se vuelve positiva en la confirmación de dicho poder. Negando la capacidad de trascendencia (de que cada uno vea “más allá” de lo que es, de su existencia) niega la capacidad de transformación (trasóntica epistemológica) y termina por volcar al ser humano hacia el más triste y lúgubre inmediatismo egoísta; reforzando así la cultura consumista que está consumiendo la vida en el planeta hasta su total extinción, por guerras nucleares o devastación ecológica.

Sin esperanzas de que uno dejará algo “más allá” de su vida, el ser humano solo tiene a su más extremista ego. A ese más allá Dussel llamó “trascendentalidad interna” no en el sentido de trascendencia religiosa, sino en el de capacidad de transformación, renovación en potencia y, en este ensayo, legado y herencia inmaterial que un individuo es capaz de dejar a los otros; ello sin descartar el “más allá” espiritual clásico, pero no como algo inmutable (regido por el dios salvaje, dominador y dominador y vengativo de la mayoría de las religiones judeocristianas o politeístas, salvo algunas escasas excepciones) sino como algo donde todos los cambios son posibles y todos los sueños realizables; guiados por una entelequia transformante (razón y no razón) de pura vida y amor (sinergia esencial, creación que hace creaciones que hacen a la creación) en permanente transformación.

Si bien en Filosofía de la Liberación Dussel expresó que “El artista, el arte, exponen ante el sistema... ...lo que el oprimido ya es. Por ello su exposición es fea según las reglas y modas de la belleza vigente; pero es innovación de la coherencia formal de los signos y por ello mismo procreación de la belleza, la del nuevo orden...” (página 149, opus citado) dicho pensamiento no indica la destrucción de las formas estilísticas del arte, en sí, sino de la absurda estética de temática “puramente feliz”; en el caso de la poética, de esa poesía azucarada y empalagosa que solo trata del enamoramiento y del amor -sea en clave alegre o melancólica- ignorando que muchos de los problemas en las relaciones amorosas están causados por las relaciones de poder que crean injusticias sociales y la destrucción del medio ambiente.

Es así que, para que el poema llegue al lector, el poeta debe respetar al lector. Como dijo Borges “La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita” y las masas oprimidas y excluidas la necesitan...y mucho, sobre todo una poesía que los ayude a liberarse del estado de opresión y alienación; ese estado mental donde el oprimido apoya su opresión (el Mundo Feliz de Aldous Huxley). También necesitan de la poesía las clases privilegiadas y opresoras, sumidas en esa otra forma de alienación que es la más abyecta de las vanidades y el más atroz de los delirios de egoísmo y hedonismo (que provoca que se hundan en la drogadicción y en un estilo de vida desordenado) Convertidos en cancerberos de la humanidad y de ellos mismos, promoviendo la violencia y la guerra como sadismo sano (obligando a los oprimidos a responder en legítima defensa)

Hoy la ciencia nos indica que vivimos en un universo fractal; donde el azar es solo una mera ilusión (tal vez la muerte también, así lo está indiciando la ciencia no cientifista) y que nuestro cerebro tiene innatamente el entendimiento de musicalidad y ritmo, armonía y equilibrio. Por tanto una poética que quiera ser analéctica no desmeritará dichos conocimientos (pero tampoco los totalizará como absolutos) y los aplicará para lograr que el poema sea bello estéticamente, sin perder su sentido ético (Estética sin ética es cosmética) Tampoco dicha poética se enclaustrará en la más cerrada estética literaria, por el contrario, siendo analéctica, irá cambiando progresivamente, según las necesidades del lector y la visión del poeta, los filósofos y, sobre todo, según las necesidades de los oprimidos y excluidos del momento.

Ciertamente el surrealismo y el hiperrealismo no son estilos muy populares, pero tampoco deben descartarse, solo deben ser ubicados en un contexto temático comprometido con una ética liberadora y popular.

Lo que queda claro es que la temática de la poesía analéctica no puede ser única y repetitiva, caso contrario caería en una profunda tautología (solo decir lo que se dice por decir y que siempre se ha dicho). De ahí que dicha poesía no podría clasificarse como romántica, erótica, existencialista, social o netamente ecológica. Debe ser capaz de expresar todos estos temas en un solo poema que a su vez sea como un solo tema.

En cuanto al ecologismo, antes que solo exponer una proyección paisajística o una denuncia de destrucción ambiental, la poética analéctica nos debe permitir reinsertar al ser humano en la naturaleza como parte de la misma, pero en la reconstrucción de dicha naturaleza. Debe ir “más allá” del horizonte posible del sistema ecocida y genocida; no con la mera fantasía, sino con la imaginería de un ser humano capaz de cambiar su mentalidad y estilo de vida por otro donde ni destruya la naturaleza ni ésta lo destruya a él o, más bien, donde ambos se reconstruyan (paraconstruyan) positivamente.

El sueño de la justicia social, de la igualdad y de la extinción de toda forma de opresión se pueden manifestar no solo como denuncia o reclamo, sino como esperanza y misión posible y posibilitante. No solo se señalarían al opresor, a la opresión y al sufrimiento consecuente, sino que se indicarían los horizontes y valores que liberarían a la humanidad de los sistemas de opresión; horizontes que están “más allá” del horizonte y razón del sistema. No se trata de cantar a una sociedad utópica, sino de esperanzar en la construcción de utopías alcanzables y sucesivas; unas tras otras dirigidas a lo imposible; pero que forma una fracción de lo posible (Transmodernidad). Transversalmente, cabe señalar, en este ensayo, que ciertas filosofías y prácticas orientales (como la meditación, el Taoísmo y el Zen budismo) ayudan a tal liberación desde la conciencia humana, desde la “trascendentalidad interior”; en ello se incluye al Yoga, al Tai Chi Chuan, al Chi Kung y a toda práctica y valor que transculturalmente pueden formar parte de todas las distintas culturas del mundo.

En el intimismo, la poética debe ser trascendental, ya que la íntima realidad trasciende al individuo, así como el sistema trasciende a una sociedad, totalizando su universo. Así el poeta ayudará a mostrar a sus lectores como hasta en los más mínimos detalles, de la vida, estamos sujetos a un sistema opresor y como, desde esos detalles, podemos liberarnos de esa opresión; más aún cuando se trata de la vida amorosa.

En definitiva, no se trata de fijar una estilística fija, rígida y única para la poesía, sino que lo analéctico implica una ética temática plural (antes que una estética y estilo) donde forma y sustancia estén íntimamente relacionados. Es, si se puede, tratar de hacer filosofía con poesía vivencial, erótica, íntima y social a un tiempo.

LIMITES SEMIÓTICOS DE LA ANALÉCTICA POÉTICA

El límite de toda poesía no está tanto en el poeta como en el lector; en sus vivencias y esperanzas. He aquí la paradoja poética: ¿Cómo ir más allá del horizonte del lector sin perder al lector?

La propia analéctica trasmodernista responde: Se deconstruye el universo significativo del lector para construir nuevos significantes y significados que progresivamente van más allá de lo aceptado y entendido por el lector, el poetizado.

Siempre y generalmente se menciona a los poetas, la poesía y la poética, pero casi nunca a los poetizados (los lectores de la poesía) Son ellos el centro de los poemas, el alma de los sueños del poeta.

En la analéctica poética los poetizados no son solo los que leen poesía, sino también los que no leen (que también pueden ser llamados poetizables). Así como el Martín Fierro cantaba la vida del gaucho analfabeto; no solo para los que no eran gauchos, sino también para los propios gauchos; así también debe hacer la poesía analéctica de distintas formas, no para expresar tautológicamente el código/lenguaje degradado y alienado del poetizado, sino para guiarlo desde ese lenguaje hacia un nuevo lenguaje o uso del lenguaje liberador del sistema opresor y de la conciencia de opresión en que vive.

No se trata de simple poesía popular de protesta y reclamo, como ya se expresó, sino de promover un nuevo uso lingüístico que fomente una conciencia para la liberación. Esto tal vez exija el uso de neologismos; nada recomendados en poética popular, pero aceptables si solo se los emplea esporádicamente.

En los tiempos actuales, con el avance de las telecomunicaciones, la gran barrera para la poesía popular no es el vocabulario; ni los recursos literarios; sino la alienación y primitivismo que se promocionan con los citados medios.

A través de estos medios la cultura consumista alienante ha horadado la poca conciencia poética y filosófica de los países subyugados del tercer mundo y ha estancado el desarrollo de una cultura artística profunda de masas en países ricos. A nivel muy popular, la poesía ha quedado reducida a spots publicitarios o a canciones vacías de crítica alguna (salvo algunas excepciones raras como, en el mundo hispanoparlante, Ricardo Arjona; sin olvidar a artistas comprometidos con la música social, pero que no son tan populares)

Los niveles de primitivismo y degradación llegan a puntos tales que la televisión y otros medios llegan a promover el rechazo y el menosprecio hacia las mujeres que se niegan a transformarse en la famosa muñeca objeto desalmada y frívola (la mujer, siempre la mujer es la víctima de los sistemas opresivos y más aún en el actual sistema, que la condena a la anorexia y la sumisión al macho rico y poderoso que las puede comprar; antes que incentivar una verdadera conciencia emancipadora en ellas)

Así, en la mayoría de los países capitalistas, la poesía ha prácticamente desaparecido de la televisión de masas (salvo los pequeños y oscuros rincones de la Tv pública y por cable) No solo la poesía, sino todo tipo de verdadero arte. En su lugar la más simplista y utilitaria tecnología se impone como sofisticación de lo primitivo (del sexo degradado de los burdeles a la pésima degradación del cibersexo de videos caseros por teléfonos móviles y webcam) Así, a medida que avanza la tecnología, las sociedades se vuelven más inconscientes, inmediatistas y egoístas (irresponsables) La fórmula perfecta para la autodestrucción.

La actual degradación ambiental es la prueba de ello: Todo el mundo sabe que la civilización consumista-capitalista es insostenible y tiene cercana fecha de expiración; pero la mayoría es incapaz de renunciar a ese estilo de vida hiperconsumista y derrochador que ha establecido.

Ciertamente la poesía analéctica no puede cambiar la actual inconciencia de masas; pero puede contribuir a generar esa nueva cultura que vaya “más allá” de lo previsible por “la razón” del sistema opresivo, ecocida y autodestructivo.

Por ahora esta propuesta es preliminar, deberá ser más desarrollada y precisada con el tiempo y en la medida que poetas y filósofos (y artistas en general) vayan desarrollado una poesía y arte analécticos.

Y no será fácil,

ya lo sabemos,

pero de sueños y estelas,

rumbos y penas fraternamos

en pos de besos, tu vos tierna,

versos de pueblos liberando

selvas que invaden mil ciudades

y así volver a tus brazos,

amarnos ya desnudos hierba y canto,

lo natural respetando

y entre tu piel un nuevo Sol sin capital,

sin opresión mas libertad.

José Alejandro.

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